AUTOESTIMA

 La buena autoestima se resume en unas simples palabras..."estoy feliz conmigo mismo".

Sentirse amado de una manera incondicional y sentirse competente para saber resolver son la base para conseguir este objetivo.

Amarlos con independencia de las habilidades que tenga cada uno, les hacen sentirse seguros y se llenan de confianza. Deben sentirse queridos hasta cuando hay que decirles "no" por cualquier circunstancia. Demostrar respeto hacia él o ella hace que sepa respetar a los demás.
Escúchalos/as, que te cuenten qué sienten, qué les preocupa. Sin hacer otra cosa que estar atentos...se sentirán valorados. Se formarán en la empatía (ponerse en el lugar de los demás).

Una autoestima media hace que vivan en la duda, sus opiniones dependen de la aceptación de los demás. Les cuesta, a veces, tomar decisiones.

Una autoestima baja hace que se sientan incapaces en la toma de decisiones. Se dejan llevar si detenerse a pensar si les conviene o no y pueden estar abocados a sufrir abusos y/o a entrar en contacto con sustancias tóxicas.

Tampoco es de recibo tener una autoestima que sobrepase la buena autoestima. Esta puede formar personas déspotas, sin empatía. Suelen tener progenitores a los que no les preocupa la educación y les sobrepasan los caprichos de sus hijos e hijas.

Recordemos que la niñez está rodeada de influencias no solo de sus padres, también están primos, amigos, abuelos, tíos...

Si se presenta algún problema debemos pensar que todo es corregible y es flexible, se reconduce con buenas orientaciones y a esperar que todo vaya bien.